La primera partida que dirigí en las Apocalypse Dau del club Sants-Niggurath fue la de La esfinge de los hielos, del juego Campeones de Verne. En este caso, jugaban cuatro niños (dos de ellos hermanos) y el padre de uno de ellos, que, por suerte, no quiso acaparar la atención (algo que me ha pasado con algunas partidas con niños en las que se “cuelan” adultos). En general, me sorprendió mucho la iniciativa del grupo y la soltura con la que se integraron entre ellos, está claro que tenemos mucho que aprender de los niños. Yo, de hecho, de cada partida infantil saco lecciones muy importantes. Todo se desarrolló en un ambiente de camaradería y compañerismo que me encantó, y lo mejor es que todos salieron encantados con la partida. Así que nada, nuevos roleros en potencia y yo contentísimo.
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